Hoy, 8 de enero, he comenzado mis prácticas en el Servicio de Urgencias del Hospital Universitario Severo Ochoa.
Al ser un servicio diferente de los hasta ahora
realizados, me encontraba algo nerviosa
a la vez que expectante por ver cómo
transcurría la jornada, por conocer de primera mano la gran carga asistencial que
caracteriza esta especialidad, por ver cómo se organiza el trabajo, pues no
es lo mismo visto desde fuera que desde dentro. Sin embargo, he de decir que me
he sentido muy cómoda y el recibimiento por parte de las enfermeras me ha complacido
mucho.
El servicio está
formado por el box 0, donde se realiza el triaje, luego están las salas de trauma,
cirugía y otorrino. A continuación, nivel II, al que se asignan los pacientes con patologías leves, y al nivel
I, los pacientes con un estado de salud más grave (infartos de miocardio,
síncopes, crisis epilépticas etc.). Hoy me ha correspondido estar en este último nivel.
Una de las cosas que
más ha llamado mi atención ha sido la falta de intimidad que tienen los
pacientes que acuden a este servicio, siempre se intenta guardar ese derecho a
cuidar lo intimo, sin embargo, ¿ por qué a veces no lo hacemos correctamente?
Tal vez por falta de tiempo o quizá por darle poca importancia o por las prisas
.Lo cierto es que cuando el trabajo se te acumula te olvidas de esos pequeños
detalles que a ti no te afectan, pero que para el paciente son fundamentales. La
intimidad del paciente hospitalizado, es en muchas ocasiones relativizada a
favor de otras necesidades consideradas más básicas y que giran alrededor de la
enfermedad. A lo largo de toda la
carrera se nos ha hecho especial hincapié en la importancia de proteger la
intimidad del paciente
porque es algo único y especial para cada individuo y cada uno lo vive de una
forma distinta, influenciado por la educación que haya recibido, el sexo, la
edad y muchos otros aspectos que intervienen en como el paciente experimenta
esa invasión de su espacio personal. Pero continuamente se dan situaciones y
factores que la vulneran.
En resumen, podemos
hacer un trabajo ejemplar, cuidando cada
detalle, cuidando de los pacientes a nuestro cargo sin olvidarnos nunca de la
necesidad de respetar los derechos, la privacidad y la dignidad de los
pacientes.
También ha llamado mi atención la escasa comunicación entre el profesional
y el paciente. Bien es cierto que urgencias es un
servicio que por la enorme carga asistencial que tiene es complicado poder
atender al paciente en todos los ámbitos, pero sin duda, debemos preguntarnos si eso es lo correcto ya que uno de los
aspectos más hermosos que tiene esta profesión es la capacidad de empatizar con
los pacientes y ofrecerles no solo una atención meramente técnica para paliar o
solventar los problemas que estén surgiendo en su organismo, sino ofrecerles
nuestra ayuda y comprensión, aunque sea sólo preguntándole ¿ cómo está?,¿ cómo
se siente?, si se encuentra bien y calmarle si tuviera algún miedo o temor
acerca de su estado de salud. No digo que sea fácil, pero
hay que intentarlo, hay que buscar un rato libre, o si el día está más
tranquilo de lo habitual podemos intentar realizar esta acción que no nos
cuesta nada y beneficia tanto al paciente como a la enfermera que lo lleva.
Y esto no solo engloba
al paciente sino a todo su círculo familiar pues la familia lleva muchas horas
de espera e ignora la situación de su ser querido, por lo tanto necesita
también no sólo información sin sentir la
cercanía del personal sanitario,
saber que estamos ahí en cualquier momento, a su disposición para cualquier
problema o duda que tenga.
Muchas veces
conseguimos que nuestro trabajo se convierta en un círculo cerrado, nos
olvidamos de cómo desenvolvernos en el difícil campo de los sentimientos, de las emociones y de los afectos; en
definitiva en las relaciones con nuestros pacientes.
Bueno Claudia, empiezas los diarios con cierto carácter "critiquillo", lo cual no pienses que está mal en ningún momento. Son buenas apreciaciones y que siempre son mejorables, como todo en esta vida. Mas chulo queda si en futuras observaciones, éstas las plasmas personalizandolas, bien sobre pacientes, bien sobre profesionales, etc, etc. La falta de intimidad y de comunicación en urgencias es algo que no pasa desapercibido
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