jueves, 10 de enero de 2013

La mente: ese gran misterio




    Jueves 10. El turno empezó muy tranquilo pero según fue avanzando la mañana las cosas se fueron complicando, hubo una emergencia y varios ingresos problemáticos en el nivel I.


  Uno de ellos fue el de una paciente de 40 años que acudió a urgencias por intoxicación medicamentosa con intención autolítica. Se encuentra actualmente en tratamiento en el CSM por sufrir un trastorno de personalidad. Su tratamiento habitual es: loracepam, zynexa. A su llegada la paciente muestra un rostro demacrado, con ligero sangrado por las fosas nasales y esputo sanguinolento, además de una importante alteración de su estado emocional. Procedemos a colocarle una sonda nasogástrica con objeto de realizar  lavados gástricos y administrarle tras ello carbón activado, con el fin de eliminar la mayor parte posible de la medicación ingerida.

 En la entrevista que le hicimos a la paciente refiere que no quiere seguir viviendo, “quiero morirme” nos dice a una de las enfermeras y a mí; “no tengo a nadie, nadie me quiere y mi hijo no quiere vivir conmigo”. Manifiesta haberse sentido muy deprimida y haber consumido gran cantidad de medicamentos así como haber bebido bastante alcohol.

   El  intento de suicidio es una conducta destructiva. Las causas psiquiátricas más corrientes de intento suicida son la depresión, el trastorno de personalidad, la esquizofrenia y el abuso de sustancias. En el acto suicida siempre hay una lucha interna entre el deseo de morir y el de seguir viviendo. Generalmente, el suicida tiende a pedir auxilio de una u otra forma.  Los intentos fallidos pueden significar una petición de ayuda que, si es ignorada, puede ser precursora de posteriores intentos. Sin embargo, estas peticiones de ayuda hay que diferenciarlas de otras formas más manipuladoras de intento o amenaza de suicidio que buscan llamar la atención, cuyo propósito es controlar las emociones y el comportamiento de otras personas, normalmente familiares .

  Centrándonos en la actividad enfermera, la intervención de los profesionales sanitarios en la conducta autolesiva debe ir dirigida, en primer lugar a garantizar la seguridad del paciente, retirando todos aquellos objetos del entorno que puedan servir para autolesionarse, a continuación se deberá  evaluar la conducta suicida y los factores que la determinan así como la estrategia terapéutica a seguir. Debemos estar atentos por cualquier posible cambio de actitud por parte del paciente (cambios súbitos de humor, conversaciones sobre la muerte, estar menos comunicativo)  Debemos hacer ver al paciente que nos preocupamos por él y  trataremos en todo momento  de aumentar su autoestima como ser humano y no adoptar actitudes críticas o moralizadoras.

  El personal sanitario que atiende a pacientes con intento de suicidio debe tener formación específica para valorar el riesgo autolítico y estar atentos a cualquier signo de alarma suicida garantizando sobre todo su seguridad en espera de que reciba tratamiento especializado.

  Quizás la vida se vea muy complicada en algunos momentos pero no por ello se debe interrumpir o tomar una medida drástica: hay que abrirse a los demás y  buscar la ayuda de un especialista.

1 comentario:

  1. Muy bien, perooooo...y que me cuentas de ti. Cómo viviste la situación en particular. Cuales son tus percepciones acerca del intento autolítico de este joven?? Te supuso algo realmente dificil de manejar, ésta situación??. Estamos entrenador para solventar con éxito situaciones de este tipo??
    Vamos Claudi, a exprimir cerebro y a aflorar pensamiento enfermero

    ResponderEliminar